Banda, piérdanle miedo a Neil Gaiman (al cual a huevo conocen por Coraline y más recientemente por Norse Mytholoy), este hombre es de los más prolíficos escritores actualmente, y hace unos añitos nos trajo esta maldita joya. Pero ¿De qué va American Gods?
Bueno, pues aquí hay vario tópico, varía filosofía y haaaaarta mitología, principalmente nórdica, africana, eslava y dos-tres le entra a lo grecorromano, celta y hasta lo cristiano, cómo contraparte y contrapeso a la cultura moderna personificada en forma de dioses.
Las tierras gringas son escenario de la búsqueda de la libertad de un compa llamado Shadow, un vato felizmente casado que por azares del destino cae en el tambo, y cuando sale resulta que su morra se acaba de funar, como toda una champion, atragantada con el nepe de su vecino en un aparatoso accidente automovilístico, huelga decir que el amigo también se murió.
Entonces Shadow conoce a un señor bien risueño y bien cotorro que se hace llamar Mr. Wednesday, quién le da una chamba. Esta chamba consiste en nada más y nada menos que recorrer los unaites en búsqueda de los dioses de antaño, pues los nuevos dioses se encuentran en una campaña cero sutil para partirles toda su madre a los viejos dioses y apoderarse de una buena vez del mundo moderno. En el camino nos vamos a encontrar con personas muy peculiares que tendrán que elegir si pelear o no a lado de Don Miércoles y nuestro buen exconvicto Shadow.
American Gods tiene un chingo de planteamientos filosóficos y antropólogicos muy densos, desde el concepto propio de la religión y la creencia, el arraigo, el duelo, la necesidad, la dinámica del poder y principalmente, si me lo permiten, la identidad.
Este chingado libro es uno que no se pueden perder, y espero que el bloque de texto donde les puse solo la premisa básica de la novela les anime a cenárselo en más de una sentada. Si les quedan ganas después de echárselo, hay una novela de este mismo mundo que se llama Anansi Boys y también está la serie en Prime, que es una pinche chulada (bien adaptada pero no es calca 1:1).
Cuídense un chingo y nos andamos leyendo en la siguiente. Y puto el que no lea.